10/20/2010

Londres, una ciudad de película

Notting Hill, Covent Garden y el Leadenhall Market, entre otros, han sido escenenario en numerosas producciones cinematográficas
Imagen del Leadenhall Market, donde se rodaron algunas escenas del callejón Diagon de las películas de Harry Potter.

¿Quién no ha fantaseado alguna vez con pasear por Notting Hill al lado de Hugh Grant o acompañar a Harry Potter en sus compras por el callejón Diagon? Los más cinéfilos tienen bien claro que Londres no es sólo la capital del Reino Unido, sino que es un lugar cuyas baldosas han sido pisoteadas por actores de la talla de Julia Roberts, Colin Firth, Keira Knightley o Emma Thompson, que, bajo las órdenes de Woody Allen o Richard Curtis, han grabado momentos inolvidables en los rincones más bellos de esta ciudad.

Al oeste de Londres se encuentra uno de los barrios más emblemáticos por excelencia, donde los turistas preguntan por una librería donde se venden guías de viajes. Se trata de Notting Hill, la zona que da nombre a una de las películas más famosas de todos los tiempos. No muy lejos de esta tienda de libros hace su aparición el lugar donde se rodaron los exteriores de la casa donde vivía el personaje interpretado por Hugh Grant. Sin embargo, resulta un tanto decepcionante comprobar como la puerta azul que daba entrada a la vivienda ha sido sustituida por otra de diferente color. Un par de calles más atrás asoma el mercado de Portobello, tan bullicioso y mágico como se vislumbraba en la película.

Siguiendo en la línea de las comedias románticas, el barrio de Mayfair muestra en una de sus calles la iglesia donde se rodaron algunas de las primeras escenas de la película Love Actually. El director del largometraje, Richard Curtis, optó también por elegir los almacenes Selfridges, localizados en pleno corazón londinense, en Oxford Street, para grabar las escenas donde el personaje interpretado por Alan Rickman engaña a su mujer (Emma Thompson) comprando un collar de gran valor para su secretaria.

El centro de Londres ha sido protagonista también en la entretenida comedia El Diario de Bridget Jones. ¿Alguien se acuerda de una Renée Zellweger caminando al lado del metro con aire triunfante? Piccadilly Circus se acuerda y mucho, porque en sus paneles luminosos se podían leer frases de ánimo hacia la protagonista.

Pero no sólo de historias de amor y comedias puede hablar la ciudad de la eterna niebla. Dramas como Match Point se rodaron entre los encantos de Covent Garden, Mayfair y Notting Hill, entre otros. En concreto se podrían destacar como escenarios importantes el que se desarrolla en los exteriores del museo de arte contemporáneo Tate Modern, o la torre llamada “The Gherkin” (“El Pepino” para los españoles) o la Royal Opera House, en Covent Garden.

Harry Potter

Los más pequeños –y los no tanto- pueden presumir también de conocer los lugares donde Harry Potter y sus amigos compraban los útiles que necesitaban para ir a Hogwarts. El callejón Diagon, envidiado por todos aquéllos que alguna vez soñaron con ser magos, puede cobrar vida en el Leadenhall Market, a sólo unos metros de la parada de metro Monument. Quizá no podrán disfrutar de una cerveza de mantequilla o probar suerte encontrando la perfecta varita mágica, pero paseando por los rincones de este mercado se podrán sentir un poco más cerca del mundo mágico.

Además, para los más fanáticos, la estación de trenes King’s Cross esconde en uno de sus recovecos el lugar desde el que Harry y sus amigos accedían a la escuela de magia; sin embargo, el hecho de que el decorado del andén nueve y tres cuartos se halle en este rincón y no precisamente entre los números nueve y diez, descoloca un poco a los turistas que, con flashes en una mano y mapas de metro en la otra, se adentran en el bullicio de la estación.

No cabe duda de que Londres es una ciudad mágica y todas y cada una de sus esquinas tienen historias que contar. Es precisamente esa magia del Big Ben, el Tower Bridge o cualquier parque a las afueras, la que ha inspirado a tantos directores y productores que eligieron como fondo de sus creaciones la capital británica; porque Londres ante todo es una ciudad de película.

Covadonga Camblor
El Ibérico

Manchester, la ciudad inglesa con orgullo industrial

Conserva antiguas fábricas, construidas bajo el estilo propio de Lancashire, que junto a edificios modernistas llenan el centro de la ciudad


A medio camino entre la megalópolis de Londres y la rocosa y paisajística Escocia se encuentra Manchester, ciudad de un gran peso histórico, pero desconocida y escondida debajo de la alargada sombra de The Beatles proyectada desde Liverpool. La ciudad, descrita por George Orwell como “the belly and guts of the nation” (“la barriga y las tripas de la nación”), es una de las mayores urbes del país, con una área metropolitana de más de dos millones y medio de habitantes. Además, ofrece a todos sus visitantes un gran patrimonio histórico y cultural, con barrios llenos de mestizaje y rincones donde dejarse perder entre pinta y pinta para saborear la esencia mancuniana, marcada por su singularidad.

El eje cronológico de Manchester tiene resaltado en rojo su etapa dorada, la que va de mediados del siglo XVII hasta la actualidad. Destacan los años de la Revolución Industrial, período en el que la ciudad se erigió como epicentro industrial gracias a las fábricas de algodón (uno de los motes que tiene la ciudad es “Cottonpolis”, “Ciudad del algodón”) y su proximidad a la localidad portuaria de Liverpool, desde donde llegaban las materias primas a través de una red de canales construida expresamente para éste fin. Estos canales y molinos, que datan de los siglos XVIII y XIX, se encuentran en estos momentos en una lista provisional para entrar a formar parte del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Además, se puede gozar de ellos en un curioso viaje en ferry desde Manchester hasta Liverpool, rememorando los puntos históricos de dicha época.

Toda esta tradición industrial dio a Manchester un gran impulso y patrimonio que hoy en día son palpables en cada esquina, con edificios dando aún la cara y un tejido de museos del todo interesantes, especialmente al ser gratuitos. Desde la Segunda Guerra Mundial, Manchester empezó a abrirse camino en otros sectores, erigiéndose como un gran centro educativo (es sede de tres universidades) y mediático del país (la BBC prepara un gran desembarco radiofónico para el próximo año). Los juegos de la Commonwealth en 2002 acabaron de darle un último empujón desde el punto de vista internacional.

Barrios y mestizaje
En la actualidad, Manchester es una ciudad llena de mestizaje, dado que cuenta con más de una quincena de comunidades étnicas, entre las que sobresalen los afro-británicos y los asiáticos. De ella, uno puede ser testigo con un simple paseo por los principales barrios de la ciudad. En el sur destaca Rusholme, o más conocido como la “Curry Mile”, suburbio lleno de sabores, olores y tonalidades procedentes de la intensa cocina hindú.

Limítrofe a este barrio se encuentra Fallowfield, el llamado barrio universitario, colectivo que supera las 25.000 personas durante el curso académico y que da un aire bien distinto a la ciudad. El ambiente en este barrio es más propio de un campus universitario que de una barriada inglesa. En el otro extremo de la ciudad se encuentra el Northern Quarter, el barrio de los artistas, que ofrece una amplia oferta de comercios de arte y ropa vintage y que, al mismo tiempo, escenifica el área más alternativa de la ciudad. Es un barrio de lo más exquisito que compite, mano a mano, con Castlefield, zona rodeada de canales y donde uno se aleja del ajetreo del centro, adentrándose en un laberinto de canalizaciones y jardines propios de cualquier ciudad bohemia. Merece mencionarse también la Gay Village, el “barrio gay”, un centro de ocio nocturno y con una gran actividad social y cultural dentro de la agenda pública de la localidad.

Manchester conserva antiguas fábricas construidas bajo el estilo propio de Lancashire, caracterizado por el ladrillo rojizo-marrón, ventanas alargadas y grandes adornos en la parte alta de las construcciones, que en conjunto con los edificios modernistas llenan el centro de la ciudad de oficinas y hoteles. Las numerosas iglesias (que aparecen en cualquier rincón) y algunos edificios emblemáticos, como el del ayuntamiento local, otorgan a Manchester una mezcla ciertamente interesante, que bajo la luz de un intenso día de sol puede dejar grandes fotografías para el recuerdo.

Ahora bien, todo esto puede quedar en segundo plano por la proximidad de Liverpool y la vasta sombra de The Beatles, difícil de combatir, y las pocas probabilidades de gozar de unos días de bonanza climatológica. Manchester está rodeada de Los Pennines, un sistema montañoso que tiñe de un clima húmedo la zona, dejando una media de más de 15 días de lluvia al mes y mantos blancos de nieve en invierno.

De esta manera, la ropa de manga larga y alguna que otra chaqueta, junto con el paraguas, son elementos indispensables para un viaje a Manchester. Aún así, ni la lluvia ni el frío pueden deslucir un aventura que nos ofrece incontables placeres gastronómicos, escondidos entre los muchos take away, y que al mismo tiempo nos permitirá adentrarnos en culturas lejanas, dejando cualquier contratiempo climatológico en una mera anécdota.

Rubén Martínez
El Ibérico