5/27/2010

Festivales de música = toneladas de CO2

En 2009, Bestival y la Isla de Wight fueron los únicos grandes festivales del Reino Unido en recibir la calificación más verde por su compromiso con el medio ambiente

¿Cuántas veces hemos organizado nuestro viaje de mochila y bocata, cervezas, tienda de campaña y lo puesto para irnos de festival con los amigos? Es curioso que siempre hemos tendido a relacionar los festivales de música como signo de libertad, amistad, diversión e incluso, amor por el medio ambiente, por el simple hecho de que este tipo de eventos se llevan a cabo al aire libre. Pero resulta paradójico que un evento que suele tener lugar en el campo esté muy lejos de ser un acontecimiento con tintes verdes. Las emisiones que provocamos desplazándonos al lugar de la fiesta unidas a las interminables montañas de basura y los altos decibelios son algunos de los signos que muestran que tras la inacabable ingesta de alcohol y bailes eternos, cuando llega la calma, la huella de CO2 cuenta una historia diferente.

Varios investigadores de la Universidad de Oxford han analizado el impacto ambiental de 500 festivales del Reino Unido y han concluido que emiten alrededor de 84.000 toneladas de CO2 al año. Por otro lado, la investigación llevada a cabo por el grupo A Greener Festival muestra que el concepto verde es una cuestión prioritaria para muchos fans y amantes de los festivales. De hecho, a través de una encuesta, se demostró que el 48% de los participantes en la investigación pagaría más por festivales ecológicos y un 36% señaló que la cuestión ecológica es un factor importante a la hora de comprar una entrada. La pregunta es ¿Qué están haciendo los organizadores de los festivales a este respecto?

Los expertos tienen una opinión unánime a la hora de señalar qué parte de un festival tiene mayor impacto sobre el medio ambiente: el transporte. Según Julie´s Bicycle, organización que ayuda a la industria de la música a reducir la huella del carbono, el movimiento de personas hacia y desde los festivales supone el 68% de las emisiones totales de este tipo de eventos (cerca de 45.000 toneladas).

El dolor de cabeza más grande para los promotores de los grandes festivales es precisamente cómo contrarrestar los efectos de una fiesta a la que acuden, en algunas ocasiones, hasta 100.000 personas. En este sentido el Festival Republic (promotor de festivales como los de Glastonbury, Reading o Latitude) adapta sus sistemas de gestión acorde a las diferentes audiencias de sus festivales. Así pues, para los festivaleros más jóvenes que se llegan a Reading o Leeds se ofrecen incentivos (cerveza o dinero) a cambio de deshacerse de la basura adecuadamente.

Pero no todos los datos sobre los conciertos son negativos. El 49% de la basura que se generó el año pasado en el festival de Glastonbury se reutilizó gracias a las papeleras de reciclaje que se colocaron por todo el recinto. Aun así, un ejército de recolectores de basura se pone las pilas todos los años después del festival (durante una semana) para limpiar la mierda dejada por los desagradecidos festivaleros.

Una tendencia creciente entre algunos festivales es la generación de energía limpia. El Croissant Neuf Summer Party en Gales se organiza y ejecuta por completo con energía de fuentes renovables aunque esto resulta más difícil para otros festivales más grandes. Una cosa está clara: hay una gran diferencia entre tener intenciones verdes y disponer de los recursos y la organización para llevarlas a cabo, especialmente en festivales más grandes. “Hemos observado que los festivales más pequeños son mejores para tratar problemas ambientales y que los grandes tienen muchos aspectos que deberían considerar. La propuesta de colocar contenedores de reciclaje en todas partes podría entrar en conflicto con la salud y la seguridad y con los reglamentos actuales. Este sería sólo un ejemplo de los grandes obstáculos para los grandes festivales”, explica a este respecto Ben Challis, de A Greener Festival.

En 2009, Bestival y la Isla de Wight fueron los únicos grandes festivales del Reino Unido en recibir la calificación más verde por su compromiso con el medio ambiente. Esperemos que varios de los grandes festivales tomen ejemplo durante este y los próximos años. Tan sólo dos de 500, una cifra que invita a reflexionar sobre la cultura del festival y sus consecuencias medioambientales.

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