6/17/2010

Y los sueños, sueños son… en Barbican


Meshes of the Afternoon es una de las proyecciones más interesantes del festival The Surreal Film House

Posiblemente no exista una imagen surrealista más reconocible que la navaja de afeitar de Buñuel rebanando aquel ojo en Un perro andaluz. Ni más aleatoria. Sin embargo, el mundo de los sueños (y de las pesadillas) también tiene su propia ley y orden y este será, probablemente, uno de los universos más difíciles de expresar para el cineasta. Con el fin de exponer los mejores logros de este género del celuloide, el centro Barbican presenta The Surreal Film House, que comenzó el pasado 11 de junio y que se alargará hasta el 22 de julio. El evento cuenta, entre otros, con cine mudo en blanco y negro – y piano en vivo – y una retrospectiva a las creaciones del gran surrealista Terry Gilliam.
El cine experimental tiene su cuna en el movimiento de vanguardia, el cual se propuso dar un cambio radical a todo el arte de los años 20. Cientos de cintas fueron rodadas durante la explosión intelectual para que, otros 20 años y varias chapuzas después, Maya Deren y Alexander Hammid dieran por fin en el clavo de nuestros universos de siesta con Meshes of the Afternoon, una de las proyecciones estrella del Barbican. La narrativa onírica de Meshes of the Afternoon provee un interesante nexo entre el Surrealismo y el cine experimental norteamericano. Maya Deren fue no solo cineasta sino escritora, teórica, antropóloga y bailarina. Tal combinación de talentos daría lugar a una de las obras más importantes de su género, Meshes of the Aternoon, la cual llevó a cabo con su marido, el cineasta checo Alexander Hammid, y que hoy en día es reconocida una de las mas influyentes del cine experimental americano, inspirando a directores como Kenneth Anger, Stan Brakhage y David Lynch.
La película muestra la fascinación de Deren con los sueños, los rituales, los estados psicológicos y la manipulación del espacio-tiempo. Puro Surrealismo. O no. Pues a pesar de que estuvo fuertemente afiliada con el movimiento, Deren rehusó tales etiquetas argumentando que en lo que ella estaba interesada no era en la incredibilidad de lo irreal, sino más bien en la credibilidad de lo irreal. Es precisamente por esto que Meshes of the Afternoon supone uno de los pocos ejemplos dentro de este estilo cinematográfico, en el que el mundo irracional de la psique cuenta una historia en la que se reconoce una narración con propósito final y una conclusión del diálogo dentro de lo irreal del discurso.
En la cinta, Deren aparece como la protagonista de una red de eventos que juegan con los límites entre el sueño y la realidad. A través del llamado montaje experimental, Deren invierte la lógica temporal establecida por el cine de Hollywood. Su personaje se dobla, triplica y, finalmente, cuadruplica, rompiendo por completo cualquier sensación coherente de identidad individual. Objetos simbólicos como una llave o un cuchillo y acciones tales como caminar o mirar por una ventana, se repiten y se interrumpen continuamente durante la cinta. Filmada en las soleadas colinas de Los Angeles, la película es, sin embargo, un oscuro escenario rellenado con aires de paranoia, sospecha y muerte al acecho. La aparición de una misteriosa figura envuelta en una capa negra y con rostro de espejo, amplifica seriamente la atmósfera de cinema noir.
Originalmente Meshes of the Afternoon fue realizada como película sin sonido. La inquietante y turbadora banda sonora fue posteriormente añadida en 1959 por el tercer marido de Maya Deren, Teiji Ito. Los primeros intentos del Surrealismo en los 20 habían tenido éxito por azarosos y fascinantes creando la pedante idea de que ese cine “incomprensible” era en realidad la expresión artística máxima del individuo. Para la época en la que Meshes of the Afternoon vio la luz en 1943, el público, ya más educado en el arte audiovisual, empezaba a cansarse de esa ristra de los que se llamaban a sí mismos surrealistas y hacían cualquier garabato dejando al público sintiéndose poco inteligente. Deren y Hammid acaban con eso para proponer un verdadero arte humanizado y personal completamente comunicativo e incluso narrativo, sin renunciar ni un milímetro a la verdad de los sueños ni a la vanguardia. Y es que –ya lo decía Segismundo– lo onírico nos incumbe a todos: “si el mayor bien es pequeño, que toda la vida es sueño y los sueños… sueños son”.


The Surreal Film House
Hasta el 22 de julio
Barbican, Silk Street
London EC2Y 8DS.

“Nuestro próximo disco saldrá a la luz en el mes de agosto”



Óscar García, bajista y miembro fundador de Celtas Cortos
La banda vallisoletana actuará en Londres el próximo 9 de julio, en la sala Scala de King’s Cross

Todo empezó en el Instituto Delicias de Valladolid en el año 1984. Varios de los miembros de la actual formación de Celtas Cortos coincidieron en un colectivo de música. ¿Nadie se acuerda de los famosos cigarrillos celtas que fumaban nuestros abuelos? Ese fue el nombre que escogieron finalmente, tras haber ganado un concurso en 1986 donde se embolsaron unas 100.000 pesetas de la época. “Así es como suena” fue el primer disco que grabaron junto a otros dos grupos y que la banda bautizó como disco cero. Después de aquellos inicios y con 16 discos a sus espaldas, Celtas Cortos vuelve a la carga con su disco “40 de Abril” y con un concierto en Londres cargado de sorpresas. Será el próximo 9 de julio en la mítica sala Scala de King’s Cross donde la banda hará un repaso a su trayectoria discográfica tras más de 20 años subidos a los escenarios. Óscar García, bajista y miembro fundador de la banda vallisoletana repasa en esta entrevista con El Ibérico Gratuito la trayectoria del grupo y adelanta algunos detalles del concierto que tendrá lugar en Londres el próximo 9 de julio.

20 años de música y los que os quedan. ¿A vosotros no se os acaban las ganas de marcha?
Mientras sigamos disfrutando haciendo lo que hacemos seguiremos en la brecha, las vitaminas nos las proporcionan la gente que va a vernos a los conciertos.

¿En qué ha cambiado vuestra forma de ver y sentir la música desde vuestro álbum Cero?
Indudablemente hemos mejorado como músicos y creemos que como personas también. El sentimiento básico sigue siendo el mismo que al principio.

El próximo 9 de Julio la comunidad española os espera aquí en Londres con muchas ganas. ¿Qué nos deparará el concierto?
Estamos muy ilusionados porque es una oportunidad que no se da todos los días. Haremos un repaso de nuestra discografía más o menos como lo que estaremos tocando en España.

¿Qué otro país aparte de España os ha sorprendido público?
Fuera de España nuestro principal mercado es Francia. Aunque España es el sitio donde más tocamos y nos sentimos más a gusto, la verdad es que el público francés se ha portado estupendamente con nosotros. La gran cantidad de salas que tienen y festivales que organizan nos han servido para ver y aprender un montón de cosas.

Vuestro último álbum “40 de Abril” está cargado del más puro estilo Celtas Cortos. ¿Habéis intentado juntar los “retales de una vida” en este trabajo?
Hemos hecho lo que sentíamos que teníamos que hacer, recuperar parte del sonido más primitivo del grupo. En este “40 de Abril” veréis de nuevo desde nuestra particular ventana el amor, el desengaño, la risa y la reivindicación, con un sonido que vuelve a beber como dije de la esencia original, sin perder de vista ni un segundo el Rock and Roll, que es esencialmente nuestro corazón.

¿Y el título?
Es más bien una manera de reírnos un poco de nosotros mismos y de nuestra larga trayectoria.

Vuestro estilo de música siempre ha sido muy reivindicativo, ¿por qué decidisteis tomar ese camino?
Por nada en concreto, yo creo que somos personas concienciadas con lo que nos rodea y nos parece una manera más de reivindicar un mundo un poco más justo y mejor.

Se dice que Celtas Cortos nunca sale al escenario sin hacer su ritual, grito de guerra incluido. ¿En qué consiste? ¿Es cómo vuestro talismán?
Todos los años tenemos algún grito de guerra, frase o gesto corporal para antes de salir. Este año por ejemplo todavía no tenemos definido cual será pero desde luego ha habido alguna vez que no lo hemos hecho por las prisas del directo y las cosas no salieron todo lo bien que debieran.

Quizás aún es un poco pronto, pero los fans tienen sed de más… ¿Algún nuevo proyecto en mente?
Como adelanto comentaros que ya estamos grabando nuestro próximo disco que verá la luz en el mes de Agosto y que se compone de varias versiones de grupos que nos influenciaron y conformaron un poco el sonido de Celtas Cortos. Nos vemos en Londres el próximo 9 de julio, ¡no nos falléis!

El deporte, protagonista de la quinta edición de “A taste of Spain”


500.000 personas asistieron al festival español el pasado 6 de junio

Una año más, y ya van cinco, Regent Street volvió a ser España en una jornada marcada por la alta afluencia de visitantes -500.000, según cálculos de Turespaña- que disfrutaron de una jornada festiva al más puro estilo español. Varias comunidades autónomas se presentaron para la ocasión junto al stand estrella de esta edición, El “Hall of Spain”, que mostró la historia de varios de los deportes más exitosos de nuestro país como el fútbol, el tenis, el golf o el baloncesto. El evento estuvo organizado por la Oficina Española de Turismo en Londres y la Asociación de Comerciantes de Regent Street en colaboración con el Daily and Sunday Telegraph.
La comunidad valenciana ofreció a los visitantes lo que mejor saben hacer en la región o por lo menos, lo que les ha hecho más internacionales: preparar paellas. En total, unas 3.000 personas disfrutaron de nuestro plato más conocido al tiempo que participaban de un enorme Scalextric que representaba a pequeña escala, el recorrido urbano de la Fórmula Uno valenciana. La consejera de Turismo de la Comunidad Valenciana, Belén Juste, aseguró tras el festival que uno de los objetivos del plan promocional valenciano a corto plazo es la recuperación del mercado inglés, “sobre todo en fechas previas a la temporada estival, donde las decisiones de última hora del turista son claves para elegir destino”.
Por su parte, Turismo Madrid preparó una jornada de golf destinada a la promoción y apoyo a la candidatura de la Ryder Cup 2018. En esta zona, los visitantes pudieron jugar virtualmente un campeonato de Ryder, disfrutaron con el minigolf y ensayaron su swing en un simulador. Además, en otra parte del stand se instalaron varias carpas con diferentes temáticas como la “zona de tapas”, que ofreció degustaciones gastronómicas de vinos y otros productos típicos madrileños. Además, se sortearon varios viajes de avión Londres-Madrid por gentileza de Air Europa, patrocinador del stand madrileño.
Segovia promocionó el turismo gastronómico de la ciudad con su plato más conocido, el cochinillo al horno, y apostó por la oferta turística idiomática. En este sentido destacaron los cursos de español ofertados por el departamento de Turismo Idiomático de la Empresa Municipal de Turismo. La concejala de Patrimonio Histórico de la ciudad de Segovia, Claudia de Santos, calificó esta acción promocional como “un rotundo éxito de asistencia de público que se ha interesado por nuestra ciudad”.
Navarra ofreció la posibilidad de degustar los productos típicos de la Comunidad Foral como los pimientos o el queso en un mostrador de 50 m2 que albergó un mercado medieval. El puesto ofreció al público inglés una degustación de productos típicos artesanos entre los que se incluyó una selección de quesos Denominación de Origen Roncal e Idiazabal, productos de pato, chorizos y salchichón de ciervo, jabalí y cerdo. Además se facilitaron unos 3.600 folletos con información turística sobre la Ruta Jacobea en Navarra, guías sobre alojamientos y rutas de Navarra.
El jamón de Teruel fue la estrella de Aragón, quien se trajo desde España la música de la Orquestina del Fabirol. Los “Dimonis de Mallorca” atrajeron las miradas de todo el público hacia el stand de Islas Baleares, donde algunos disfrutaron de un “viaje” a caballo a través de la isla de Menorca. Andalucía participó en el evento con una carpa de 50 metros cuadrados en la que se difundió la oferta turística andaluza y se ofreció un espectáculo flamenco, con degustaciones de productos típicos de la comunidad. En el stand de Gran Canarias los asistentes tuvieron la posibilidad de tomarse una foto en la soleada isla de Gran Canaria.
En cuanto a los deportes españoles, hubo de todo en la jornada del pasado domingo 6 de junio. Los más atrevidos intentaron igualar la velocidad de saque de Rafael Nadal en un stand que estuvo presidido por un globo gigante que decía: “Can you beat Nadal’s fastest service? También se instaló un espacio para los amantes de la Fórmula 1 en donde varios grupos simularon ser los mecánicos de una escudería. Además los amantes de las motos y los coches participaron en una carrera virtual gracias a los simuladores instalados en la carpa.
El “Hall of Spain” sirvió para recordar a través de la historia, los grandes momentos de los triunfos españoles. En “A taste of Golf” se pudo rememorar los grandes momentos de las grandes figuras de este deporte, con una retrospectiva de Severiano Ballesteros, Olazábal o Sergio García. El resto de stands mostraron también los grandes triunfos de nuestros deportistas en las secciones de fútbol, baloncesto, tenis o motor. La charanga La Chiquelina de Segovia, la banda Serva Labari, La escuela de baile de Nuria García y Anni B. Sweet fueron algunas de las notas musicales que dieron color a este festival que, un año más, fue protagonista en una de la calles más importantes de Londres.

Paco de la Coba
El Ibérico

La piel: un libro que relata nuestra historia personal


El investigador Javier Moscoso comisiona la exposición “Skin” para la Wellcome Collection de Londres

Las cicatrices, el color y las marcas de nuestra piel son un mapa de la historia personal de cada uno. Si se conocen las claves se pueden encontrar signos de enfermedades, accidentes, peleas o incluso pistas sobre nuestro estatus social. “Durante mucho tiempo, la piel se vio como un libro donde se podía leer el interior y el exterior de las personas”. Javier Moscoso, investigador del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), nos presentó el pasado 10 de junio “Skin”, la nueva exposición que ha comisionado para la Wellcome Collection de Londres en la que se recorre la creciente importancia que ha adquirido en los últimos siglos un órgano que hoy sustenta gran parte de la industria de las cremas y la cirugía estética.
A través de objetos tan curiosos como los vibradores de belleza que se usaban a principios del siglo XX, fotografías de libros de anatomía o los tatuajes de marineros franceses que se exponen sobre su propio trozo de piel, “Skin” combina la mirada de la medicina con el significado social de nuestra capa más externa. “Nuestros modelos de representación no sólo están ligados a la anatomía sino también a la historia de la cultura e incluso de la religión”, explicó Moscoso mientras guiaba la muestra.
El interés de la piel como órgano autónomo es en realidad bastante reciente. “Los primeros libros de dermatología aparecieron en el siglo XVIII y, más que estudiar la piel en sí, surgieron para explicar las marcas de nacimiento”. Con ellos empezó la teoría hoy popular de que las manchas al nacer eran el resultado de los sustos o antojos de la madre durante el embarazo. “Aunque la evolución de la dermatología se asoció, sobre todo, al estudio de las enfermedades venéreas. Nadie sabía cómo se producían y sólo podían identificarlas a través de las terribles marcas que dejaban en la piel”.
El maquillaje, que hoy empleamos como material de belleza, se usó durante mucho tiempo para esconder las señales de la viruela y la sífilis. “Cuando la marquesa de Merteuil se maquillaba para salir a escena en la película Las Amistades Peligrosas lo hacía para ocultar sus posibles enfermedades. Cualquier señal que revelase una enfermedad venérea te convertía en un excluido social”. Menos trágica pero también relevante era su función para cambiar el color de la piel. “Los cánones eran totalmente distintos. Estar moreno era una enorme desgracia porque te identificaban con la clase trabajadora así que uno se maquillaba para estar pálido y mostrar que era una persona de sensibilidad”.
La función de la piel como creadora de identidad personal o colectiva ha tenido gran importancia en todas las culturas. Las pinturas, las escarificaciones o los tatuajes forman parte de un gran número de pueblos de distintos lugares del mundo. “Incluso hay momias egipcias tatuadas en la piel. El tatuaje ha estado siempre con nosotros aunque no siempre ha significado lo mismo”. Para los maoríes, por ejemplo, los tatuajes son una marca de los dioses en el individuo y señalan el rango, la valentía y en algunos casos la virilidad del tatuado. En el caso de los marineros franceses, las mujeres desnudas que se grababan en el cuerpo puede que sirvieran de consuelo a sus largas travesías por alta mar.
Moscoso terminó el recorrido frente a la obra de varios artistas que han estudiado los nuevos desarrollos en cirugía plástica y creación de piel sintética. Según este investigador, la piel ha dejado de parecernos, como ocurrió durante mucho tiempo, un mero trapo que había que cortar para acceder a lo esencial del ser humano. La exposición quizá sólo sugiere aspectos sin adentrarse demasiado en ninguno concreto pero los visitantes pueden seguir investigando en los libros que se han habilitado en el espacio “Skin Lab”. O mediante las charlas y talleres gratuitos para todas las edades que se celebrarán hasta septiembre sobre temas como los productos cosméticos, el desnudo o los tatuajes. Cuestiones que, de una u otra manera, nos afectan sobre cómo percibimos y cuidamos esta parte tan importante de nuestro cuerpo.

“Skin” 10 junio ― 26 septiembre en Wellcome Collection (183 Euston Road, London, NW1 2BE) Más información: www.wellcomecollection.org


Laura Rodríguez
www.elcolectivolondres.com

6/05/2010

Cartas desde Oxford Street


Londres: la ciudad donde todo el mundo es extranjero y se siente como en casa

La mayoría de los londinenses se despiertan a las seis de la mañana, una hora antes que el resto del mundo, pero Ossama lo hace a las seis de la tarde. Se da una ducha rápida, se perfumea con su nueva colonia de Calvin Klein, se viste, se ajusta su Rolex de oro blanco último modelo en su muñeca, se cubre con su abrigo largo negro de marca y cierra la puerta de su estudio. Tras un breve paseo se adentra en la estación de Earls Court, y toma la Picadilly Line, con destino el corazón de Londres: Picadilly Circus. Un Londres muy distinto al sucio y pobre descrito en los relatos de Dickens.

Sale del metro y camina por las escaleras mecánicas hasta llegar a la superficie e inmiscuirse en el bullicio nocturno de Picadilly. o lo que es lo mismo: Ryanair Square. Trabaja en uno de los clubs del centro londinense vendiendo entradas tickets a la gente que sale de fiesta. Suele costar entre 10 o 5 libras la entrada, dependiendo del día, lo lleno que esté, y por supuesto: las mujeres siempre pagan menos. La mayoría de los chicos que venden los tickets son inmigrantes: rumanos, árabes, africanos.... y les pagan por comisión. Lo que quiere decir que si venden una entrada para un club a diez libras, cinco de ellas son para su bolsillo. Dinero negro y fácil de ganar. “En una noche puedo llegar a hacer más de cien libras”, afirma Ossama. N o hay ningún contrato que regule su trabajo, sin embargo tiene los papeles en regla ¿Cómo es posible?

Sin duda la pregunta del millón. Algunos tienen visa de estudiante, ya que se han matriculado de algún curso en un Colegio o Universidad. Pero no es la opción más fácil, ni por supuesto la más económica. Estudiar un año en una universidad del Reino Unido puede costar entre 3.000 y 3.500 libras, para ciudadanos de la Unión Europea. El precio se multiplica por tres, llegando a la dolorosa cifra de las 8000-11000 libras, para aquellos que residen fuera de las fronteras.

En teoría los estudiantes extranjeros deben pasar duros controles de exigencia para ingresar en el país. Tienen que mostrar la cuenta bancaria de sus familias en las fronteras, y haber pagado todos sus estudios antes de llegar. Si por ejemplo van a estudiar once meses, han de traer demostrar que tienen 11.000 libras en el banco, o sino, de vuelta a casa, sin ni siquiera pisar el soñado suelo británico. No pueden trabajar más de 10 horas al mes, pero sin embargo la mayoría de ellos lo hacen todos los días, puesto que la libra está muy alta y el precio de los alquilares de pisos en Londres es desorbitado, alrededor de 100-200 libras por semana, en el mejor de los casos. Por desgracia para Ossama, el Gobierno de Brown ha impuesto mano dura con la nueva regulación de estudiantes internacionales y a los muchachos se les hace cada vez más difícil trabajar.

Paulo es un trabajador de una empresa londinense de limpieza, tiene 26 años y es brasileño. Se fue de su ciudad porque su pequeño negocio estaba en bancarrota. Entró en Londres con visa de turista que le caducó hace dos años, pero sigue trabajando. Limpia por las noches y duerme por el día, al igual que Ossama, su vida consiste en dormir y trabajar. No tiene tiempo para nada más. Los dos tienen un teléfono móvil de último modelo, y ganan el dinero suficiente para comer todos los días fuera e ir de compras por las caras tiendas de Oxford Street una vez por semana. Pero el ritmo del trabajo es tan duro que no tienen tiempo ni para disfrutarlo.

Les pregunto si están contentos y me responden que no. Ossama siempre dice “I am piss off at London” (estoy hasta las narices de Londres), y Paulo apunta que en su trabajo no es persona, sino un número más de una gran empresa de limpieza. Obviamente no tiene cuenta bancaria, ni contrato telefónico, y cualquier compra la paga en metálico. Vive con el miedo permanente de que en el momento menos pensado le pare la policía y le pregunte por su identificación. Tiene que ser el ciudadano perfecto para pasar desapercibido, porque si comete cualquier infracción le expulsan del país.

Pero en Londres ambos pueden hablar su lengua materna en con sus compañeros de trabajo, y saben a que bar acudir para beber la auténtica Cachaza brasileña o comer el exótico cuscús árabe.

En una ocasión Paulo me comentó algo que como española me llamó la atención: “Diariamente veo a negros en coches lujosos, en Brasil pensaría que están robando, pero en Londres el pan de cada día. Aquí cualquiera puede tener una vida de rico. Es como si en Londres no existieran las clases sociales”. Así fluyen las cosas en el epicentro de la isla británica. Donde todo el mundo es extranjero, y se siente como en casa.

Iara Mantiñán Bua

REC 2. O la que debió quedarse en el papel


Divertida, entretenida y de las que se olvidan fácil al salir del cine. El precio de la entrada no duele, pero tampoco se gana la etiqueta de inversión

28 de mayo. Una fila bien nutrida de aficionados al cine de terror, va avanzando poco a poco hacia la sala oscura donde se estrena la esperadísima REC 2 unos cuantos meses después de hacerlo en España. Lo mejor, que en la fila hay gente de todas las nacionalidades hablando maravillas de la primera parte de esta saga española. Lo peor, que a la salida los españoles no estamos tan seguros de haber quedado muy bien parados ante el público internacional.


Han pasado 15 minutos de donde nos quedamos en la primera parte. Un grupo de GEOs entra en el endemoniado edificio acompañados por un supuesto enviado del Ministerio de Sanidad y se van viendo poco a poco atrapados en aquellas paredes claustrofóbicas, mientras el secreto más terrorífico de sus vidas se les va desvelando. Nada ni nadie son lo que parece. Y no hay manera de salir de allí. Lastimosamente el espectador nunca llega a identificarse con ninguno de los personajes (qué pasó con esa regla básica del guión señores Balagueró y Plaza?) y los actores dejan mucho que desear mientras van dictando de carrerilla un libreto aprendido.

Este tipo de cosas son las que hacen desconectar desde el principio y causan que el espectador se fije en fallos pequeños que de otro modo habrían pasado por alto mirando para otro lado. Si el público no se llega a meter nunca en la trama ni en la piel de ninguno de los personajes, sucede la gran catástrofe del cine: o se aburre y se va o, como está siempre observando desde fuera, se dedica a buscarle tres pies al gato.

Curiosamente los directores prometieron hace dos años que no habría segunda parte. Sin embargo, por aquellas cosas del mundo del marketing y la producción cinematográficos, la número dos aterriza en las pantallas inglesas después de hacerlo en las españolas. Sin nada de la genialidad y originalidad de la primera parte. Aquí la historia se aleja del terror mental para acercarse al malestar físico del gore. La cinta no solo muestra todo, sino que explica cada uno de los misterios que, ignorándolos, hacían de la primera una trama de pura tensión. Precisamente misterio y tensión es lo que se pierde en las poco originales explicaciones un tanto cursis y pasadas de moda. Era mejor la idea del virus a secas.

REC 2 es pura gráfica: sangre a litros, tiros a discreción y largos planos de zombis que se recrean en detallar cada secreto de sus anatomías – precisamente lo que no hacía la primera. Toda clase de "lujos" visuales que le quitan a la trama su carga psicológica capa a capa, dejando al espectador al final con un simple caso de casquería a lo Jack el Destripador. Eso sí, todo muy bien empaquetado dentro de la atmósfera de un videojuego de acción.

Y es que el paralelismo es absoluto y además, hay que decirlo, bien hecho: introducción de la historia y personajes dentro del vehículo de los GEOs mientras hablan y preparan las armas, entrada al edificio e, inmediatamente, inicio de la acción a través de sus propias cámaras (sensación de primera persona), mientras pegan tiros a todo lo que se acerca y reciben instrucciones de una voz en la radio. A cualquier aficionado a videojuegos le sonará el asunto.

Precisamente todo esto es lo que hace de REC 2 una película ni mucho menos genial pero para nada aburrida. La montaña rusa de altibajos, sustos y hasta gags desternillantes la hacen entretenida. Cantidad de referencias visuales y de guión a clásicos como El Exorcista (William Friedkin, 1973) o El Anticristo (Alberto De Martino, 1974), pasando por los oscuros cortos de Balagueró, arrancan más de una carcajada y ofrecen al público una hora y media simplemente divertida. 20 minutos después y tras haber comentado con los amigos esto y aquello, la historia pasa al archivo mental cinematográfico sin levantar mucho polvo. Mientras, el expediente de la primera parte aún causa escalofríos dos años después de haber sido archivado.


Si REC fue todo un fenómeno que revolucionó a la crítica y dejó a más de uno sin dormir, REC 2 cumple con la premisa de que “las segundas partes nunca fueron buenas”. Eso sí, el mayor acierto de los señores directores y guionistas es que la película, al final, no se toma en serio a sí misma. Esa pequeña clave hace perdonar todas las incongruencias, "chistes" y referencias exageradas y hasta burlonas.

Cuando, en los créditos finales, el espectador sonríe de soslayo al escuchar el tema musical de cierre, todo se reduce a una risa. Vaya par de gamberros. Después de todo, ya nos lo advirtieron: "no habrá segunda parte". Y eso mismo es lo que han cumplido.

Ximena de la Serna

“Cuando llegamos a Sudamérica con Sufre Mamón parecíamos Marylin Manson” / David Summers, vocalista de Hombres G


A las seis de la tarde del pasado sábado 29 de mayo sólo había unos cuantos treintañeros que no se mostraban demasiado entusiasmados haciendo cola bajo la llovizna de Londres. Sin embargo, dos horas más tarde, la sala del O2 Shepherds Bush estaba llena y el público esperaba impaciente en un teatro que, si no fuera por los porteros que inspeccionaban a conciencia los bolsos, parecía estar en Madrid o Barcelona.

Dos mil personas, entre españoles y latinos de distintos países, asistieron a un concierto en el que disfrutaron hasta el puñado de ingleses que miraban sorprendidos a la multitud que no dejaba de saltar a su alrededor. El grupo ya lo había advertido en la entrevista: “Hemos preparado un repertorio con canciones que recogen toda nuestra vida para que la gente lo pase bien”. Y sin duda lo consiguieron. Los Hombres G cumplieron las expectativas y tocaron todos sus grandes éxitos, desde “Nassau” hasta las conocidas “Sufre Mamón” o “Suéltate el pelo”, provocando el delirio de algunas de sus antiguas fans, que perdieron el control y hasta lanzaron sujetadores al escenario en un gesto que tenía mucho de nostálgico.

El cuarteto al completo -David, Rafael, Daniel y Javier- nos recibió con ojeras tras la prueba de sonido y, aunque parecían cansados, seguían teniendo ese aire de chicos de barrio e ídolos adolescentes que acompañan a los iconos con los que has crecido. “Acabamos de estar en Estados Unidos”, se justificó el guitarrista Rafa, mientras esperaban las preguntas con profesionalidad

Desde que retomaron los Hombres G hace ahora algunos años, han viajado por América, España y ahora por primera vez han estado en Zürich y Londres. “Nosotros creemos que lo de tocar en Europa tiene que ver con Internet”, decían convencidos. “Internet es como una ventana abierta y podemos localizar a un montón de fans del grupo en lugares como Suiza, Inglaterra, Italia o Francia”.

Para ellos cantar en español ha limitado su presencia en países con otras leguas pero no ha supuesto ninguna barrera para llegar a toda Latinoamérica. Incluso se beneficiaron de algunos malentendidos. “Cuando llegamos a Sudamérica en el año 85 con “Sufre Mamón”, una canción que en España hasta les encantaba a los niños, nos pusieron como si fuéramos unos Marylin Manson”, explicaba David Summers, vocalista del grupo. “Escandalizamos a media Sudamérica y la polémica nos ayudó porque nos hicimos mucho más famosos de los que pretendíamos”.

Una fama que les llevó a vender millones de discos, actuar en cientos de conciertos y convertirse en todo un fenómeno social. En los años 80 los Hombres G representaban todo un mundo para los adolescentes y un símbolo para las tribus urbanas que surgían en España. “Pero nosotros nunca fuimos un grupo creado por una compañía para provocar un fenómeno de fans”, explicaba David, todavía deseoso de aclarar este punto, “éramos un grupo de barrio y el fenómeno nos pilló por sorpresa”. Para el cantante los grupos de fans eran Los Pecos o Miguel Bosé, aunque lo cierto es que las películas veraniegas que filmaron, “Sufre Mamón” y más tarde “Suéltate el pelo”, ayudaron a sumar jovencitas entusiastas. La historia que contaba las aventuras de una banda de rock de instituto que rivalizaba con los pijos guaperas los encumbró como ídolos de miles de adolescentes y llenaron las portadas de revistas. Aunque “siempre nos lo tomábamos a broma y por eso hicimos la canción de las chicas cocodrilo”, explicó David Summers.

Ahora los tiempos han cambiado y el grupo ha decidido mirar hacia Internet con una página propia, Hombresg.tv, y canciones nuevas que sólo pueden descargarse en la web. Y, ¿no les preocupa que el público no pague? “La gente hace mucho daño descargándose las canciones gratis”, protestó el vocalista del grupo. “La única lectura positiva de todo eso”, concedió al final, “es que hasta con las descargas ilegales tu música se expande”. Hasta sin ninguna promoción, aseguró, “ves que llenas una sala de 30.000 personas”. Summers pone el ejemplo de Perú porque en este país la piratería ha acabado con las discográficas y las compañías culturales y de entretenimiento. “Allí no puedes comprar nuestro disco de manera legal”. Y no sólo su disco. Rendidas ante un mercado desolador han dejado de distribuir también videojuegos y películas. “Simplemente el formato legal no existe”.

Muchos aseguran que lo que está ocurriendo en Internet es el motivo de que tantos grupos se hayan reunido de nuevo para hacer giras y conciertos que contrarresten los efectos de la pérdida de las ventas de discos. Aunque, para ser justos, las intenciones de los Hombres G se revelan más sólidas. Desde que volvieron en el 2002 han grabado dos discos y este otoño tiene planeado presentar otro nuevo para el que habrá también un CD. Además parecen de verdad emocionados con el concierto en la capital británica. “Para nosotros Londres es la cuna de la música que más nos ha gustado siempre. Tenemos muchas influencias de grupos ingleses y estar aquí, 25 años después, es algo muy especial”.

Laura Rodríguez
www.elcolectivolondres.com
Fotografía por Sofía Arrieta

Vamos haciendo Camino hacia King´s Cross


















Un restaurante no sólo se define por su servicio o por su comida; la amplitud de su espacio y el gusto en los detalles también definen la calidad de un buen local. Así es el restaurante-bar Camino: amplio, elegante, agradable, generoso con el servicio y amigo de los amantes de España.

Un espectacular mapa de España preside la sala del bar haciendo de anfitrión a todo el que se acerca para tomar una caña o abrir boca con una tortilla de patatas o unas deliciosas lonchas de jamón de Teruel. La música acompaña y el personal siempre recibe con una amplia sonrisa, atento con el cliente… a sabiendas que en España la familiaridad es la ley suprema de cada casa.

España se encuentra en estos momentos en la cima de la gastronomía mundial gracias a una generación de cocineros que han sabido hacer de la cocina regional un arte de vanguardia. Nuestro país exporta sus tapas como los italianos lo hacen con sus pizzas y pastas. Camino es el punto de encuentro entre esa cocina a fuego lento y el público de Londres, con los productos de temporada por bandera.

Este lugar de culto para los amantes de la cocina española merece una visita obligada por ser el mejor tapas-bar-restaurante español del norte de Londres, donde muchos de sus platos se cocinan en parrilla, al calor del carbón. El local fue creado como un lugar para disfrutar de la vida y de los sabores de España, dando un toque inconfundible gracias a su comida mediterránea, saludable y auténtica.

El restaurante-bar con más solera de Londres es un lugar para volver siempre, una vez más, ya que cada visita es una experiencia diferente. Ya sea para degustar unos churros por la mañana o una carne a la brasa a la hora del almuerzo regada por los mejores vinos, Camino es la excusa perfecta para disfrutar de una verdadera experiencia española en el corazón de King´s Cross.

Más información:
CAMINO
3 Varnishers Yard,
The Regent Quarter, Kings Cross,
N1 9NL
Reservas: 020 7841 7330 / www.camino.uk.com

Críticas:

- “Ya sean los churros, el café, las bebidas, las tapas o una comida más completa, este restaurante- bar ofrece el gran sabor de España en King's Cross” / TNT MAGAZINE

- “Camino pone a King´s Cross en el mapa” / TIME OUT

- “Camino da una inyección de color y calor a King's Cross. Deliciosos su desayuno español, raciones, tapas y especialidades a la parrilla” / CITY A.M.

- “Me gusta Camino. Comida auténtica y alto nivel de carnes a la brasa” / Tailormadeforbusiness.net

- “Encantador servicio, excelente comida y sensacional bistec. El menú “Cherry Picks” recoge lo mejor de la cocina española” / The Independent