8/26/2010

“El flamenco es un arte que se deja adueñar”


Entrevista a Parvati Nair, jefa de Estudios Hispánicos de la Universidad Queen Mary de Londres

La espero en la puerta de la galería de arte Tate Modern. Ella es miembro de esta galería, por eso quedamos en este punto de la ciudad. Accedemos al membership room, situado en el sexto piso. Allí nos aguardan unas, más que atractivas, vistas del skyline londinense. “Ya no veremos mucho más el sol, el verano parece que se está quedando atrás”, me dice mientras contemplamos esta conocida estampa londinense.

Parvati Nair es la Jefa de Estudios Hispánicos de la Universidad Queen Mary de Londres, directora del Centro para el Estudio de las Migraciones de esta universidad y especialista en otras materiales culturales, como cine o fotografía. Su perfil profesional es variado y extenso, pero no se termina de entender sin su pasión: el flamenco.

Veinticinco años dedicados a este hobby que aún hoy, y con timidez, confiesa cultivar con más “pasión que talento”. Veinticinco años de experiencias dentro del circuito londinense y español que han provisto, a esta experta en identidad hispánica, de bagaje identitario suficiente para llevar a cabo un estudio acerca de la universalidad del flamenco. Un estudio que verá la luz en forma de libro, bajo el título Flamenco Rithms: people, place and performance.


¿Desde qué perspectiva enfocas tu estudio sobre el flamenco?
Hay ya mucho escrito sobre el flamenco, sobre todo desde la etnomusicología. Mi intención en este libro es enfocar una perspectiva de estudios culturales. Los pilares de este estudio son tres: por una parte, quiero afrontar una primera área denominada People que repase la figura del icono. En el flamenco tenemos a Camarón de la Isla, Enrique Llorente o Carmen Amaya y un largo etcétera de personajes que rompieron con la tradición flamenca para innovar y se convirtieron en mitos. Es esa tensión entre tradición, muy arraigada en el flamenco por sus dinastías, y la innovación de nuestro días, la que quiero atender en mi estudio.

¿Qué diferencia al flamenco de otras músicas?
El flamenco encaja en eso que conocemos como World Music. Pero lo que hace único al flamenco con respecto a otras músicas, como por ejemplo el jazz, es su estrecha relación con el lugar de origen. El flamenco tiene un arraigo muy fuerte con una tierra. Lo que se define casi como un triángulo mítico: Triana, Jerez, Cádiz.

Resulta interesante ver cómo estas ideas de lugar, de pertenencia se transportan a lugares diferentes. En mi estudio, trato este tema de pertenencia colectiva en el apartado Place, para ahondar en la idea de, no tanto en la de un lugar físico, sino en la de aquel entorno que te rodea, que te acompaña. En cómo, sin conocer o venir de ninguno de esos lugares flamencos por excelencia uno llega a sentirse como tal.

¿Qué significa para ti este arte?
El flamenco es un lenguaje, un arte que se deja modificar, que se deja adueñar. Que deja que creas ser aquellos referentes a los que admiras. El flamenco deja que creas por un momento que tienes el talento y la pasión de Carmen Amaya.

¿Qué crees que significa para tus compañeros de clase?
Para muchos, el flamenco es un viaje sin fin, no una cosa concreta; es algo de muchos encuentros, de sensaciones enfrentadas. El flamenco tiene impregnada esa tendencia tradicionalista, es ese duende o ese ‘algo que se lleva en la sangre’, que dicen muchos de los cantantes o bailaores, pero también hay profesionales que, sin haberlo mamado en sus familias o culturas, que son muy buenos en este arte. En Japón, por ejemplo, hay grandes bailaores.

¿Qué sensaciones son ésas?
[Como hispanista aprovechará la oportunidad para explicarme por qué la poesía de Lorca refleja bien los sentimientos que transmite el flamenco]. Esas ideas de honra, muerte, pasión reprimida que Lorca proyecta en sus palabras y que todos llevamos dentro. Muchos grandes del flamenco, como Enrique Morente, Camarón, Paco de Lucía, hicieron canciones con poesías de Lorca. En el Poema del Cante Jondo, Lorca dibujó con palabras algunos de los básicos palos del cante hondo, como la seguiriya, la saeta, la soleá o la petenera creando una poesía que reflejaba los colores, la tierra, la desesperación y los pasiones de su Andalucía natal.

Hablas de Gente en tu estudio, te rodeas en clase de personas de diferentes culturas. ¿Cómo crees que se puede sentir el flamenco sin ser español, andaluz y/o gitano?
Uno se inventa la identidad cultural. La gente de mi clase, o incluso yo misma [ella vivió algunos años en Madrid y actualmente viaja con frecuencia a España], provenimos de diferentes países y pese a ello hacemos nuestras las canciones, aunque éstas hablen de una temática, por ejemplo, Triana, que no todos conozcan. Muchos de ellos no hablan español, pero lo bailan o lo tocan muy bien.

¿Hay algo en el flamenco que une culturas?
En el estudio, esto que conocemos como identidad o identificación está recogido en el tercer apartado, Performance. Siguiendo los estudios de Judith Butler, filósofa estadounidense que ha escrito mucho sobre este tema, intento profundizar en esa idea de que todos construimos nuestra identidad día a día, modificándola incluso inconscientemente al absorber modelos de discursos generales ajenos a nosotros mismos.


Parvati Nair transmite pasión en sus palabras. Baila una o dos veces por semana, "cuando mis otras dedicaciones me lo permiten", dice ella, pero su identificación con este arte es total. Es más que probable que la publicación de este estudio tenga el mismo efecto sobre el flamenco que la terraza de la Tate Modern tiene sobre el skyline londinense; a bien seguro ampliará nuestro horizonte, esta vez, flamenco.

Eloy Sánchez Bernabéu
www.eloysbernabeu.com

Calamaro: "Cuando escuchaba a los Beatles creía que eran imposibles de reproducir"


El ex cantante de Los Rodríguez actuará en Londres por primera vez el 1 de septiembre

Andrés Calamaro emprendió su carrera profesional en solitario, participando en varios grupos y colaborando con importantes artistas. No por partes o etapas, todo a la vez.

En España le llegó la fama tras emigrar de su Argentina natal en los años 90 y comenzar con el grupo de rock Los Rodríguez. Cuando la banda se desintegró, Calamaro volvió a tomar las riendas en solitario, aunque nunca dejó de rodearse de otros músicos. Su último disco es una prueba de ello; On the Rock, un álbum en el que trabaja con algunos de los cantantes más consolidados en la escena musical actual, como Diego El Cigala, Calle 13 o Enrique Bunbury.

A pesar de su prolongada y variada trayectoria profesional, Andrés Calamaro nunca se ha subido a tocar a un escenario londinense. Hasta ahora. El próximo miércoles 1 de septiembre Calamaro estará en concierto en la sala Troxy, en East London. Antes, le hemos hecho unas preguntas…

¿Qué es On The Rock?
Voy a usar palabras que me dijo un amigo cuando lo escuchó. Me dijo: "éste es un disco de este tiempo y de este mundo". Nosotros quisimos hacer un disco de rock involucrando a todos los músicos, a los ingenieros que trabajan todo el año con nosotros, a los compañeros. Un disco para compartir, para ensayar y para grabar. Donde cada uno pueda llevar sus sonidos a las canciones en la grabación; su sonido particular y además el sonido de todos nosotros tocando justos. Y lo hicimos así. Pero queríamos hacer nuestro disco más rockero.

Después hay como medio disco que está contaminado por los géneros, por los representantes más virtuosos. Estoy hablando del flamenco grande en el toque del Niño Josele y en el cante de Diego el Cigala; Calle 13,que para mí es un techo a la música latina, sin dudas, por talento por verbo, por gracia, por carisma; el rap del Pan Bendito de los barrios de Madrid que es el Langui; Jerry González, un enorme trompetista; algunos pianos del sensibilísimo oriental José Reinoso y la cumbia suburbial de Buenos Aires en Pablo Lescano, que comparte un track con Vicentico y con nosotros; además de Enrique Bunbury que hace aragonesa una ranchera grande de José Alfredo Jiménez, y…Supongo que no me estoy olvidando de nadie.

Es un disco de rock, pero nacido de una convergencia de géneros y además emparentado con tu tradición de cantante, de creador de canciones. ¿Lo sientes de ese modo?
Entrando un poco más en lo que es mi discografía, en Argentina, en España van a entender, o se van a confundir incluso un poco más, si yo digo que de una forma un poco misteriosa este disco se emparenta con mi disco El Salmón, un disco que no respetaba de ninguna de las maneras las formas tradicionales de grabarse, un disco sin idiosincrasia, en la sobredosis de la libertad, un disco que no se grabó nunca, que solamente son muchas canciones escritas en un antiguo casete.

Pero, sin embargo, tiene como una especie de relación, en las letras, en los textos, aunque es otro tratamiento. Es un disco de canciones no es un disco de concepto. Pero para nosotros un disco de canciones es un disco de canciones de rock and roll y un disco de trabajo es: este trabajo. La banda de rock, la gira… Nuestro trabajo es interpretar.

El disco tiene un auténtico seleccionado de lujo de invitados, de Vincentico a Bunbury o Calle 13. ¿Cómo se conformó?
Hay un poco de florecer en este disco. En las versiones alternativas, en las remezclas, hay detalles. Algunos nos acabábamos de conocer, como fue el caso de Langui, algunos trabajamos a distancia. Calle 13 grababa en Puerto Rico cuando nosotros mezclábamos el disco con Cesar Sogba en Buenos Aires. Cuando Pablo Lescano hizo su producción, su relectura de las "Tres Marías", ya estábamos ensayando con el disco casi terminado. Pero siempre con confianza y con amistad. Cada uno se sintió en su terreno, aunque fuese mi terreno.

¿Y esto abre nuevos caminos? ¿Qué tienes preparado de aquí en adelante?
Tengo unas conexiones con la música con raíces en Estados Unidos muy muy interesante porque estuve colaborando con el proyecto de Fabian Jolivet, Congo Square, y conectados de una forma indirecta pero directa al mismo tiempo con figuras del underground californiano como son Chuck E. Weiss, Mike Watt, el Capitán Cangrejo.

Para orientaros, lo que sería una línea que tradicionalmente conocemos como de Captain Beefheart y Tom Waits. Al mismo tiempo hay como un trabajo secundario, pero muy importante, en este disco que es el que hicimos Rafael Arcaute y yo, que somos como los co-productores de este disco, más hacia lo electrónico.

De todo esto y con unas rimas que yo escribí groseras, voy a intentar cuando termine esta gira, que todo el tiempo está empezando, pero que alguna vez me va a permitir volver al estudio, (tengo un estudio doméstico en el barrio de Belgrano [Buenos Aires]), espero que el estudio sea el instrumento musical para prepararme mi próximo disco. Espero que se trate de esa clase de pequeña revolución y no de otra, porque no ganamos para semejantes sustos.

Este septiembre marca tu primera llegada a los escenarios en Londres. ¿Qué representa este hito en tu vida musical, como compositor y como melómano?
Llevo toda la vida de anglófilo eléctrico, escuchando música inglesa. Antes de sospechar que yo iba a grabar un disco mío propio alguna vez, ya escuchaba música inglesa. Yo escuchaba a los Beatles, cuando existían los Beatles todavía, y pensaba que eso era imposible de reproducir, o sea, como fenómeno como sonido. Posiblemente, el sonido sea imposible de reproducir, pero yo pensaba que esa manía, ese publico, entregado, era algo que se extinguía con los conciertos grandes de los Beatles. La realidad me demuestra que en ese sentido sí que estaba equivocado.

Antes venía un grupo extranjero cada diez años a tocar a Argentina, pero últimamente esto se hace mas frecuente y vimos acá tocar a los Rolling Stones, ACDC, Radio Head, The Muse, a muchísimos, Albert King, BB King, y siempre dicen que acá qué público más bueno hay en Argentina. Pero ellos nunca dieron vuelta al escenario, quiero decir, me da la impresión que ellos nunca se tomaron el trabajo de escuchar nuestra música con el mismo fervor, con el mismo interés, ni parte siquiera, que el que nosotros pusimos en escuchar la música de ellos. Aunque girando con Bob Dylan, él si me pidió discos, mis discos, yo además le di discos de Tango, discos del Polaco Goyeneche, de Aníbal Troilo, Astor Piazzolla que es universal.

Y en ese contexto, vas a ser tú el que va a estar tocando en Londres...
Vamos a tocar en Londres, seguramente vamos a tocar para las peñas argentinas, españolas o colombianas, por las dudas puedo saludar en inglés, en francés y en catalán, pero también voy a tocar con la esperanza de que venga algún crítico de la Mojo o alguna persona de una manera u otra influyente en la música, algún productor. Vamos a ver si invitamos a alguno que no viva en Los Ángeles, algún influyente británico que no viva en esa ciudad.

Me encantaría que vengan de la Mojo porque si no yo calculo que me faltan todavía casi 40 años para que el nieto de Ry Cooder me descubra en un combinado de rock argentino. Y ni siquiera tiene ese interés tradicionalista auténtico que tenía el Buena Vista Social Club de donde salieron tantos talentos, pero rescatados del olvido, o de la gloria del olvido, casi con 80 y 90 años.

Parte de la gira On the Rock te llevó por América Latina. ¿Cómo ves a las audiencias latinoamericanas?
Con América Latina nos pasó una cosa muy rara porque yo no sé si la gente o la prensa nos hacen sentir que estuvimos ausentes durante 15 ó 20 años y que ahora estamos yendo. Bueno, tal vez sea cierto. Descubrimos América hace dos años y estamos encantados, benditos por un público profundo, sentimental, que elige las canciones que quieren escuchar, no dejan que la radio decida por ellos, así que estamos encantados vamos a poner ahí todo nuestro interés, todo nuestras ganas, nuestra voluntad, todo nuestro afecto. Como la patria grande que soñó San Martín.


Las entradas anticipadas para el concierto de Andrés Calamaro pueden comprarse ya, en efectivo sin cargo adicional de reserva, en varios puntos de la ciudad:

R García & Sons
248 Portobello Road
London W11 1LL

Ria Envia
75 Baker Street
London W1U 6RE

Elephant & Castle
Unit 211 Shopping Centre
London SE1 6TE

Holloway
126A Seven Sisters Road
London N7 7NS

Brixton – Las Américas
24A Popes Road
London SW9 8JH

Café Mambo
683 Fulham Road
London SW6 5PZ

Valeria Perasso
Especial - El Ibérico

8/12/2010

"Tocar en Londres es una oportunidad que hemos querido aprovechar”, Adolfo Cabrales, vocalista de Fito y Fitipaldis

Allá por 1989, abrazando la tradición rockera clásica, nacía la banda Platero y Tú. Tras años en los que el grupo fue cosechando el éxito, su vocalista y guitarra, Adolfo Cabrales (Fito), decidió crear una banda paralela. Surgía así, en 1998, Fito y Fitipaldis, con canciones que dejaban a un lado el rock más radical y en las que convergían ritmos procedentes del rockabililly, el blues, el swing, el jazz o los sonidos sureños. Fito y sus Fitipaldis se consolidaron rápidamente en la escena musical española e incluso cruzaron el charco y actuaron en países como Chile y Argentina en una gira conjunta con Andrés Calamaro. Sin embargo, nunca en Europa (salvo España). Será este verano, el próximo martes 17 de agosto, la primera vez que este grupo se suba a un escenario europeo. Y será en Londres, en la sala The Clapham Grand. Pero antes de que se ponga su habitual gorra y se le pongan “rojitas las orejas”, hemos estado charlando con Fito y esto es lo que nos ha contado…

De Platero y Tú a Fito y Fitipaldis… ¿Cómo fue ese cambio?
Fue hace mucho tiempo. Empezamos con Platero y Tú, grabamos muchos discos y creo, que como todas las bandas, se desgastó. Platero y Tú no cambió nunca de miembros, fuimos siempre los mismos. Paralelamente empezamos otra banda que tocaba en bares pequeñitos. No fue pretencioso, pero el desgaste de una banda hizo crecer a la otra.

¿Cómo surge la idea de los Fitipaldis?
Cuando compones una canción sientes si está dentro de la banda o no. Empecé a hacer unas canciones que no iban dentro del repertorio de Platero y Tú. Yo las iba guardando y, en principio, el único objetivo era tocar en bares de amigos y matar el rato libre que tenía con Platero y Tú. Grabé el primer disco, después hicimos una gira con Extremoduro y así fue.

Fito, en cierto modo, quería alejarse un poco del público masivo que había alcanzado Platero y Tú. Pero Fito y Fitipaldis se convirtió rápidamente también en un género de masas…
Yo tuve la suerte de haber hecho dos veces el mismo camino. Con Platero y Tú también empezamos un poco igual, con unos amigos que se reúnen en un lugar de ensayo, sin pretensiones. Empezamos tocando en bares y después en salas. Luego sí es verdad que empezó a venir mucha gente a nuestros conciertos. Con Fito y Fitipaldis fue lo mismo. Con el tercer disco empezó a llamarme más gente y hasta hoy. Creo que es bueno empezar con poco y progresar. Siempre pienso que si tu primer coche fuera un Ferrari, no lo disfrutarías del mismo modo.

A parte de las letras de amores y bares, ¿qué mantiene Fito de su época rockera clásica con Platero y Tú?
Creo que lo único que no ha cambiado es la motivación por componer. En tantos años he cambiado muchas cosas, la forma de producir discos, de afrontar una gira, un nuevo proyecto… En todos estos procesos se involucra mucha gente y quizás componer es el único trabajo que se hace sólo y por eso no lo he cambiado. No sé por qué decido hablar de lo que hablo, pero en el momento de crear una canción no hay nadie que te pueda ayudar. En eso, sigo siendo igual que cuando tenía 16 años.

¿Y qué tiraste por la ventana de aquella experiencia?
Se necesita de todas las experiencias. Una se lleva a la otra. Ahora estoy feliz con lo que hago, pero si recuerdo aquella época también la recuerdo increíble. La gente siempre piensa que el éxito es el momento. Las cosas fueron bien con Platero y Tú y ahora, con Fito y Fitipaldis. Nunca he sentido que iban mal.

¿Qué te han aportado las colaboraciones con artistas de la talla de Roberto Iniesta, Andrés Calamaro o Rosendo Mercado?
Lo primero, la ilusión, porque toda esa gente han sido referentes para mí cuando yo estaba empezando y, de repente, poder compartir canciones con ellos, e incluso, escenario, es algo realmente impresionante. Espero que quede mucha gente que quiera seguir trabajando conmigo. Acabo de hacer ahora también una canción con Macaco.

¿Una mezcla de todo esto es la Fitoterapia?
[Risas] La terapia es la música. A todo el mundo le hace falta la música, pero hay gente que no puede vivir sin canciones. Es más bien la musicoterapia. Cada canción tiene una historia detrás. Las nuevas necesitan tiempo para hacerse grandes y eso sólo se consigue cuando van a remolque con historias, cuando la gente las reconoce.

Tras más de 20 años trabajando en el panorama musical, ¿qué queda de aquel chiquillo de Bilbao que empezó a trabajar como camarero en un club de alterne?
[Risas] No sé qué queda. Como todas las personas, supongo que se va ganando en algunos aspectos y se va perdiendo en otros. No creo que haya cambiado, que haya cambiado la esencia, el motivo por el cual hago canciones. Quizás no piensas del mismo modo. Vas cogiendo responsabilidades que antes no tenías. Muchas veces, cosas a nivel personal influyen más que otras a nivel artístico.

A pesar de esas dos décadas de experiencia, nunca antes habíais tocado en una ciudad europea. Londres es la primera. ¿Qué os depara ese estreno?
Aquí estamos un poco como cuando teníamos 18 años. La ilusión, el hecho de salir fuera de nuestras fronteras. Hemos estado en Chile, Argentina, pero nunca en Europa. Hemos ido de vacaciones a Londres y hemos imaginado muchas veces tocar en alguna sala. Londres es, además, una ciudad que está muy cerca de nosotros, de Bilbao y tenemos a muchos amigos allí. La mujer de Carlos Raya [guitarrista y productor de los dos últimos discos de Fito y Fitipaldis] es inglesa. Así que tenemos allí a familia y amigos esperándonos. Siempre van ellos a donde estemos tocando y ahora nos toca ir a nosotros.

Y, a Fito, en concreto, ¿qué retos le plantea?
El reto no es sólo porque sea otro país. Lo que más cambia es la puesta en escena porque hace mucho que no actuamos en sala. Llevamos tiempo tocando aquí [en España] en pabellones y sitios abiertos. El reencuentro con la sala, en un sitio bonito, (que lo he estado mirando), ésa va a ser la mayor diferencia. Y tenemos muchísimas ganas porque tocar en el escenario de una sala, donde puede verse todo más cercano, motiva mucho.

Este concierto se enmarca dentro de la gira del último disco Antes de que cuente diez, que comenzó a finales del año pasado y que habéis planeado que termine a finales de éste. ¿Después?
Haré lo que hago siempre, que es olvidarme de la música porque si no, me volvería loco. Una parte dentro del proceso de elaboración de un siguiente disco es olvidarte de lo que has hecho. Parar para no seguir con la inercia y poder continuar. Evidentemente, hablo por mí, no sé si a otros profesionales les sucede también lo mismo. Yo, si no parara, estaría siempre haciendo el mismo disco y me gusta organizar una gira, saber que voy a parar y pensar si voy a ir por este camino o por otro. Para eso, necesito tiempo.

¿Eso significa que habrá nuevo disco tras esta gira y una pausa posterior?
Siempre que grabas un disco, trabajas tanto, que da la sensación que es el último. Luego sabes que no, porque una vez que tienes cinco o seis canciones ya te entra el gusanillo otra vez de hacer nuevo disco. Aunque ya me lo tomo con más calma que cuando tenía 16 ó 18 años, ahora tengo 43. De momento, me quedan por delante aún 50 conciertos de esta gira y se me hace lejano pensar en un nuevo disco. Pero imagino que sí.

¿Volveremos a ver a Fito en la escena inglesa?
Realmente es difícil. No es un mercado nuestro. Es muy difícil plantearse un concierto fuera de nuestras fronteras. Es más el capricho que tenemos los músicos de ir a donde no nos conoce nadie o donde nunca hemos ido, que buscar otro planteamiento artístico. Estaríamos bien, pero de momento es como una excepción y una oportunidad que hemos querido aprovechar.

Beatriz García
El Ibérico

“La danza sólo se transmite con generosidad”, Tamara Rojo, primera bailarina del Royal Ballet londinense

Foto: Bernardo Doral.

Tamara Rojo nació en Montreal, Canadá, hace 36 años, aunque, enseguida, con tan sólo cuatro meses, se trasladó con sus padres a Madrid. Es primera bailarina del The Royal Ballet londinense, donde se incorporó en el año 2000, tras estar bailando con el English National Ballet durante tres años.

Desde que comenzó su carrera profesional en la Escuela de Víctor Ullate, hace ya casi veinte años, ha sido artista invitada de compañías de danza tan prestigiosas como el Ballet Nacional de Cuba, el Ballet de Tokio o el Teatro Alla Scala.

De Tamara Rojo dicen los entendidos de la danza que es la elegancia y la perfección técnica en un escenario. No se calla, dice lo que piensa. Es amante de la literatura, la pintura y, como en su profesión, está en constante movimiento.

El pasado julio hizo diez años que se incorporó como bailarina principal del The Royal Balle. ¿Cómo resumiría estos años al frente de unas de las compañías más prestigiosas del mundo?

Ha supuesto la culminación de mi carrera profesional; poder bailar las obras más importantes del repertorio clásico, de los grandes creadores británicos del siglo XX y de los nuevos creadores de hoy. Estoy muy agradecida al The Royal Ballet por estos años y espero seguir colaborando con esta institución modélica de las artes escénicas.

Y ¿cómo ha celebrado este aniversario?
Bailando, ensayando y viajando. Precisamente, el pasado 10 de julio estrené “La Bella durmiente” en el teatro del Liceu de Barcelona con el The Royal Ballet.

Bailó bajo la dirección de Víctor Ullate entre los años 1991 y 1996 y allí coincidió con otros grandes bailarines como Ángel Corella, Joaquín de Luz o Lucía Lacarra. Por aquel entonces estaban todos creciendo como bailarines y el resultado ha sido una generación de grandes artistas. ¿Es esto una coincidencia?
Desde luego no fue una casualidad. Por aquel entonces, Víctor Ullate estaba empeñado en demostrar que era capaz de hacer una compañía de danza y ser un maestro de bailarines virtuosos como lo es él. El empuje y disciplina de Ullate, junto con las buenas perspectivas que parecían abrirse ante nosotros, al poder integrarnos en una nueva compañía que se atrevía con todo o, incluso, la posibilidad real de ser contratados por el entonces Ballet Lírico Nacional, dirigido por artistas como María de Ávila o Maya Plisetskaya, con sus jóvenes estrellas; Arantxa Argüelles, Trinidad Sevillano, etc., eran estímulos y condiciones que me parecen que explican el surgimiento de nuestra generación.

¿Cómo recuerda esos años?
Éramos muy competitivos, pero muy nobles. Nos llevábamos muy bien y lo hacíamos todo juntos.

En muchas ocasiones ha denunciado la situación del ballet clásico en España. Prueba de ello es que, al final, parece que hay que salir fuera para triunfar y ser reconocido. ¿Por qué está pasando esto en nuestro país? ¿Cuál es el problema de la danza en España?
Resumir en pocas palabras los problemas de la danza en España es imposible. Sin duda hay un problema estructural que comienza con la enseñanza, pero que se agranda con el afán interventor de los gobernantes que se arrogan labores que pertenecen a los profesionales. El día que en España la política sea separada de las Artes y la Cultura y éstas sean devueltas a los profesionales y al público, quizá se podrán empezar a resolver los problemas.

Con la salida de Nacho Duato de la Compañía Nacional de Danza (CND) en el mes de julio, tras veinte años como director artístico, parece que se están produciendo modificaciones internas en la institución y que van mucho más allá de un cambio de dirección. ¿Es este el principio de un cambio necesario en la manera de entender la danza en España?
No se puede negar la necesidad de cambios en la CND y en otros sitios. Que haya habido que esperar 37 años para tener un reglamento no parece muy serio. Ojalá su aprobación sea el comienzo de los cambios que mejoren la situación de la danza en España.

Su nombre suena como futura directora de la Compañía Nacional de Danza. ¿Cree que es posible?
El nuevo estatuto de la CND establece que habrá un concurso público y será la dirección del INAEM, asesorada por el nuevo Consejo de la Danza, quien elija al nuevo director. Luego, para que sea elegida, primero me tendría que presentar.

Imagine que lo fuera, ¿qué cambios introduciría en la compañía?
Es evidente que es más fácil convertir una compañía orientada al repertorio clásico a otro más moderno, que lo contrario. Para trasformar la actual CND en una de repertorio amplio, que incluya obras del repertorio clásico, neoclásico y moderno, habrá que unificar los recursos de las dos CND actuales, reorganizar el cuerpo artístico y técnico, ampliar el número de funciones, establecer temporadas estables en los grandes teatros españoles, hoy casi monopolizados por la Ópera, y contar con la imprescindible colaboración de grandes bailarines, junto con la promoción de nuevos talentos. También trataría de implicar al público en la promoción artística mediante su participación en la divulgación y el mecenazgo de la compañía.

¿Cómo es un día cualquiera en la vida de Tamara Rojo?
A primera hora suelo hacer una hora de Pilates, luego la clase de ballet y después los ensayos. El día que tengo función me puedo pasar en el teatro 14 horas.

¿Cómo se ve dentro de diez años? ¿Hacia dónde le gustaría dirigir tu carrera profesional?
Hacia la dirección artística, la enseñanza y alguna coreografía de vez en cuando.

Decía hace poco que se sentía en lo más alto de su carrera y que, es ahora, cuando se estaba divirtiendo y estaba haciendo lo que le apetecía. ¿Cómo se divierte Tamara Rojo?
Escogiendo más lo que me apetece bailar y tratando de vivir como me gusta.

En toda su trayectoria profesional ha bailado a lo largo y ancho del globo, desde Japón a Canadá. Y, como comentaba, recientemente ha cerrado la temporada del Liceo en Barcelona. ¿Cómo es el público español?
Cálido y entusiasta, muy estimulante para los bailarines.

¿Cree que la danza clásica es la base de las demás disciplinas de la danza?
No es una creencia. Es un hecho que la técnica de la danza clásica es el método más depurado y científico de la danza. Eso no quiere decir que sea un sistema acabado, todo lo contrario. Como toda técnica apoyada en conocimientos fisiológicos y estéticos, está abierta a nuevas aportaciones y descubrimientos. Es la parte científica del arte de la danza.

Es Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2005. La danza es un arte y la clásica tiene una belleza estética indiscutible, pero ¿es la danza clásica tan técnica que a veces es complicado transmitir sentimientos y emociones con ella?
¿La perspectiva, la composición del color, el contrapunto, la armonía, la orquestación, el vaciado, han sido trabas para pintar Las Meninas, componer o interpretar la Novena Sinfonía de Beethoven o esculpir el Dante pensador de Rodin?

Un bailarín siempre está en constante evolución, investigando nuevas técnicas y diferentes disciplinas. ¿Hacia dónde mira actualmente Tamara Rojo en la danza?
Precisamente en mejorar las técnicas que permitan mayores posibilidades de expresión, incluidas las tecnológicas y escénicas.

¿Con quién no ha compartido escenario y le gustaría hacerlo?
Hay mucha gente con la que me gustaría compartir el escenario o una experiencia creativa. No quisiera olvidarme de algún nombre, pero entre otros serían Sylvie Guillem, Manuel Legris, Nicolas Le Riche, Laurent Hilaire, Misha Baryshnikov, Mats Ek…

¿Y con quién ha bailado ya y le encantaría repetir?
He sido una privilegiada y he bailado con grandes artistas. Entre muchos otros, Jonathan Cope, Julio Bocca, Kenneth Greve, Ygor Kolb…

Ha comentado alguna vez que le gustaría enseñar danza para devolver a la danza lo que ella ha hecho por usted. ¿Es Tamara Rojo generosa?
La danza sólo se transmite con generosidad. Generaciones tras generaciones han ido aprendiendo unos de otros y espero que siga siendo así.

¿Qué es lo último que ha visto sobre un escenario?
The Prince of Hamburg, de Van Der Vaart, en el Donmar Warehouse de Londres.

Imagine que tiene que dejar Londres. ¿Qué echaría de menos de la ciudad a la que adora y la más cosmopolita del mundo?
La gran oferta cultural, la interminable elección de artistas, músicos, actores, orquestas, ballets, que pasan cada año por esta fantástica ciudad.

Su día perfecto en Londres es…
Levantarme tarde, ir a dar un paseo por el Columbia Road Flower Market, pasear hasta Spitalfields Market, comer en algún restaurante de la zona y luego ir al West End para ver una obra de teatro.

Gema Moral
El Ibérico

8/11/2010

Londres se sube a la bici


En la primera semana, más de 21.000 personas inscribieron como usuarios del nuevo servicio público de alquiler de bicicletas

Londres ha cambiado desde hace unos días. Algo es diferente, y es imposible obviarlo. Cientos de nuevos símbolos azul celeste se pueden ver de norte a sur y de este a oeste. Y es que las bicicletas se han hecho con la ciudad londinense. Se trata del nuevo servicio público de alquiler de bicis, que pretende plantar cara, y hacer competencia, al mítico autobús rojo de dos pisos y al omnipresente metro.

El pasado viernes 30 de julio, Londres se unía a este servicio económico y ecológico que tanto éxito ha cosechado ya en ciudades como Barcelona o Paris. La capital británica no se ha quedado atrás y la iniciativa aquí ha superado todas las expectativas. Los números hablan por si solos: más de 21.000 personas se han registrado como usuarios del servicio, que por ahora tan sólo cuenta con 5.000 velocípedos, repartidos en 315 puntos de alquiler. Eso sí, está previsto que a finales de año el número de bicis ascienda a 6.000 y los puntos de alquiler a 400.

El sistema está concebido para facilitar los desplazamientos de corta distancia, permitiendo a londinenses y visitantes moverse rápidamente por la ciudad sin restricciones horarias, colas o muchedumbres. Se trata de un autoservicio 24 horas, por lo que no es necesario realizar una reserva previa, y los pasos a seguir son muy sencillos. Se recoge la bicicleta en uno de los puntos de alquiler, se realiza el recorrido que se desee, y se estaciona de nuevo en otro punto de distribución, lista para el próximo usuario.

Un sistema rápido y sencillo para los que disponen de poco tiempo, como Thomas Abrahams: “Me gusta ir en bicicleta al trabajo, pero no me gusta tener que subir y bajarla de casa. Este servicio es genial porque está a pie de calle y así es más cómodo”. Pero el programa también está llamando la atención de otros ciudadanos que normalmente no se suben a las dos ruedas sin motor, “sólo utilizo la bici para dar paseos por el parque, pero creo que este servicio me permitirá moverme más rápidamente cuando llegue tarde a alguna cita”, nos comenta Tola Carman mientras se informa del servicio en uno de los puntos de alquiler.

Otros usuarios destacan que se trata de un servicio económico, sobre todo para aquellos que no disponen de bicicleta, como es el caso de Vanessa Giggani: “Voy a vivir 5 meses aquí y no me compensa comprarme una bici, por 5 libras a la semana ya tengo medio de transporte”. Y es que la primera media hora de uso es totalmente gratuita. A partir de ahí, el usuario pagará dependiendo del tiempo que haga del servicio.

Así, una hora pedaleando le costará 1 libra; una hora y media 4 libras, y así hasta un máximo de 50 libras que serían 24 horas. Todos los usuarios deben pagar una tasa que les da derecho a hacer uso del servicio. Si sólo tiene planeado utilizar la bici en un periodo de 24 horas pagará una libra, en cambio si la quiere utilizar durante toda una semana pagará 5 libras, y si está interesado en utilizar el sistema de forma habitual, entonces le será más rentable pagar la tasa anual que asciende a 45 libras.

Cómo hacerse usuario
Si está interesado en ser usuario habitual de este sistema debe registrarse en la siguiente página web: www.tfl.gov.uk/barclayscyclehire. Ha de pagar 3 libras, en concepto de inscripción, y le enviarán a su casa una llave electrónica que le dará acceso a la utilización del servicio.

En cambio, si sólo desea utilizar la bici de forma esporádica simplemente tiene que solicitar su clave como usuario ocasional a través de la misma página web o mediante los dispositivos que hallará en los puntos de alquiler. Deberá introducir el código de cinco dígitos que le proporcione la máquina o la web, y ¡listos para pedalear!

Recomendaciones
Los primeros 30 minutos de utilización de la bicicleta son gratuitos. Pero si quiere hacer uso del servicio durante más de media hora sin pagar más por ello, agote entonces esos primeros 30 minutos y transcurrido ese tiempo encadénela en el punto de alquiler más cercano. Acto seguido coja una nueva bici que podrá utilizar otros 30 minutos sin pagar una libra más.
Es importante que deposite adecuadamente la bicicleta en el punto de alquiler. Asegúrese de que cuando encadena la bici se activa una luz verde, puesto que de lo contrario podrían cobrarle como si la estuviera utilizando. Por último, no se olvide de utilizar casco, así como prendas reflectantes para que pueda ser visto con facilidad por el resto de conductores.

Y ármese de paciencia y precaución. Todos debemos acostumbrarnos a una mayor presencia por las calles londinenses de este viejo vehículo de dos ruedas. Se trata, sin duda, de una alternativa de transporte respetuosa con el medio ambiente, que ayudará a aliviar el tráfico rodado, y con la que se pretende fomentar el deporte en una ciudad que en dos años será la sede de los Juegos Olímpicos.

Rebeca Collado
El Ibérico