7/01/2010

I have to work


La mayoría de los europeos se levantan a las 7 de la mañana para entrar a trabajar a las 8. En Londres lo hacen una hora antes. Entrar en la Jubilee Line a las siete y media puede ser la experiencia claustrofóbica más dura que una persona puede sufrir. Cada fría y gris mañana londinense, cientos de miles de personas acuden en avalancha a las distintas plataformas de la ciudad más habitada de la Unión Europa para comenzar su jornada laboral. La página oficial del sistema de transporte de Londres informa que a diario más de 400.000 personas viajan en la famosa línea gris. Sin embargo, la Jubilee Line no es una de las más transitadas, la Northern Line transporta una media exacta de 660.395 personas entre los días de trabajo, al igual que la Piccadilly, que acoge a 529.550 viajeros, Central Line con 589.734 o la District Line con 556.252. Pese a que los trenes pasan con mucha frecuencia, el metro de Londres no presume ni de ser el más rápido ni el más amplio, por lo que muchas veces miles de viajeros pierden horas esperando en las paradas de metro, horas que se hacen eternas.
Pero ¿Por qué trabajar tanto? ¿Por qué levantarse a las seis de la mañana, aguantar las interminables colas o los apelotonamientos en los vagones para trabajar en una oficina en la City hasta las siete de la tarde y no llegar a casa hasta las nueve de la noche? ¿Es acaso una mera cuestión de dinero? El salario mínimo de un trabajador de banco oscila entre las 2.000 y 3.000 libras y la media de un analista de inversión oscila entre las 35.000 y las 40.000 libras al año… Lo que no está nada mal. La duda reside de nuevo en una cuestión de valores ¿Se trabaja sólo por una mera remuneración económica? ¿Es el dinero el objetivo primordial de los británicos? La respuesta es no. El lema anglosajón “No importa quién seas, si trabajas duro llegarás alto y tendrás éxito” parece que es la principal respuesta.
Deepak Shukla es un claro ejemplo de esta obsesión británica por el trabajo. Tiene 23 años y hasta hace poco, trabajaba en uno de los mayores bancos de la City, ganando un salario más que considerable. Pero un día decidió dejarlo todo y dedicarse a alcanzar su sueño: triunfar en la música y llegar a ser el número uno. Trabaja de nueve de la mañana a cuatro de la madrugada. “Duermo una media de cinco horas al día”, afirma Deepak, “Estoy seguro que Barack Obama duerme más que yo aún siendo el Presidente de EEUU, pero si quiero ser el próximo Jay-Z, tengo que trabajar duro”. Le pregunto si realmente cree que si se trabaja con esfuerzo se puede llegar a conseguir cualquier objetivo y me responde que “si combinas el esfuerzo con un modo de trabajo inteligente se puede conseguir todo lo que te propongas”. Entonces vuelvo a preguntarle, si ser el mejor depende sólo del esfuerzo personal o del ambiente en el que te rodeas, y me responde, de manera tajante, que “si trabajas de manera inteligente y constante, puedes desarrollar los contactos necesarios para conseguir el éxito”. Cuando miro a Deepak y veo la seguridad que tiene en sí mismo y el empeño personal que pone en su trabajo, me doy cuenta que británicos -dígase sajones- y españoles somos muy distintos. Me cuesta creer que el caso de Deepak pudiera darse en España. Un chico de 23 años ganando más de 2.000 libras al mes y que, de la noche a la mañana, decida dejarlo todo y encerrarse en un estudio, componiendo música 24 horas, sin ningún contacto, sólo por perseguir su sueño, por la convicción de que el que la “sigue la consigue”.
“Solía ganar más de 2.000 libras al mes trabajando en la City”, afirma Deepak, pero me di cuenta que no era lo que me gustaba. “Cada día empezaba el trabajo deseando acabarlo, pero ahora es distinto, aunque apenas duerma, por primera vez estoy disfrutando con lo que hago”. Aunque no todo es coser y cantar. Deepak tenía un coche, una vida cómoda y fácil a la que tuvo que renunciar. Dejó su trabajo en la City y decidió montar un estudio de grabación por su cuenta, grabando vídeos a artistas, que al igual que él creían en la música. Le pregunto si es fácil hacer negocios con la música y me responde que no. “El principal problema de los músicos de hip-hop, es que no tienen visión empresarial, muchos de ellos son chavales de 18 años y piensan que la música no tiene ninguna salida, por lo que ni lo intentan. El resto no se toma la música como un negocio serio, o no son lo suficiente perseverantes como para seguir insistiendo”. Visito su estudio en West London, que consiste en una pequeña habitación con dos ordenadores y un estudio de grabación acompañado de distintos tipos de iluminación. Me enseña sus trabajos, muchos de los cuales están expuestos en YouTube o en su página web: www.deepimpaktrecordings.com. “Estas cuatro paredes son mi nueva vida, aquí trabajo creando música de lunes a domingo”, me comenta ilusionado el artista. Le pregunto de qué manera tiene pensado hacer contactos para autopromocionarse y me responde que está usando dos estrategias. La primera de ellas es a través de su trabajo, porque teniendo un estudio propio de grabación sus clientes son a la vez colegas de profesión y conoce a un gran número de profesionales en su campo. Y la segunda es usando las redes de comunicación. “Tengo un canal propio en YouTube donde subo vídeos de mi trabajo con mis clientes, y de mi propia música para promocionarme. Además también uso el Facebook como una herramienta de autopromoción. He desarrollado una serie de contactos a través de Facebook y Twitter con los que voy a empezar a trabajar rápidamente”. Me enseña las canciones que ha creado y me explica los distintos estilos con los que ha ido experimentando. Sonríe cuando su música empieza a sonar a través de los altavoces de su ordenador. “Cada día compongo una canción diferente y la comparto en Internet. Estoy experimentando con varios estilos: rock, música comercial, rap, sonidos latinoamericanos… No dejo de probar nuevas técnicas. Suelo acabar de componer a las dos de la madrugada, pero luego necesito entre una y dos horas para editar, subir mi música a Internet,y escucharla. Me gusta mirar lo que he creado antes de irme a dormir. Me siento bien conmigo mismo”.
Sentirse bien con uno mismo tiene su precio. Como el negocio está empezando, gana menos de 1.000 libras al mes, un sueldo muy bajo para la cantidad de horas que trabaja. Además Deepak afirma que le cuesta mucho relajarse. “A veces veo una película a las dos de la mañana pero no consigo dormir, pienso que durmiendo no voy a llegar a nada en la vida”. Sin duda tener que renunciar a tener tiempo libre y dinero con 23 años es algo a lo que muy pocos estarían dispuestos.
Y esa es la razón que explica por qué Reino Unido y EEUU son países punteros en economía y en oportunidades profesionales. Porque la mentalidad anglosajona, de la que el sabio Max Weber hablaba en su libro “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”, en cierta manera funciona. Mentalidad que por desgracia, en países como España y el Sur de Europa, no ha terminado de cuajar.

Iara Mantiñán Bua
El Ibérico

No hay comentarios:

Publicar un comentario