6/17/2010

Y los sueños, sueños son… en Barbican


Meshes of the Afternoon es una de las proyecciones más interesantes del festival The Surreal Film House

Posiblemente no exista una imagen surrealista más reconocible que la navaja de afeitar de Buñuel rebanando aquel ojo en Un perro andaluz. Ni más aleatoria. Sin embargo, el mundo de los sueños (y de las pesadillas) también tiene su propia ley y orden y este será, probablemente, uno de los universos más difíciles de expresar para el cineasta. Con el fin de exponer los mejores logros de este género del celuloide, el centro Barbican presenta The Surreal Film House, que comenzó el pasado 11 de junio y que se alargará hasta el 22 de julio. El evento cuenta, entre otros, con cine mudo en blanco y negro – y piano en vivo – y una retrospectiva a las creaciones del gran surrealista Terry Gilliam.
El cine experimental tiene su cuna en el movimiento de vanguardia, el cual se propuso dar un cambio radical a todo el arte de los años 20. Cientos de cintas fueron rodadas durante la explosión intelectual para que, otros 20 años y varias chapuzas después, Maya Deren y Alexander Hammid dieran por fin en el clavo de nuestros universos de siesta con Meshes of the Afternoon, una de las proyecciones estrella del Barbican. La narrativa onírica de Meshes of the Afternoon provee un interesante nexo entre el Surrealismo y el cine experimental norteamericano. Maya Deren fue no solo cineasta sino escritora, teórica, antropóloga y bailarina. Tal combinación de talentos daría lugar a una de las obras más importantes de su género, Meshes of the Aternoon, la cual llevó a cabo con su marido, el cineasta checo Alexander Hammid, y que hoy en día es reconocida una de las mas influyentes del cine experimental americano, inspirando a directores como Kenneth Anger, Stan Brakhage y David Lynch.
La película muestra la fascinación de Deren con los sueños, los rituales, los estados psicológicos y la manipulación del espacio-tiempo. Puro Surrealismo. O no. Pues a pesar de que estuvo fuertemente afiliada con el movimiento, Deren rehusó tales etiquetas argumentando que en lo que ella estaba interesada no era en la incredibilidad de lo irreal, sino más bien en la credibilidad de lo irreal. Es precisamente por esto que Meshes of the Afternoon supone uno de los pocos ejemplos dentro de este estilo cinematográfico, en el que el mundo irracional de la psique cuenta una historia en la que se reconoce una narración con propósito final y una conclusión del diálogo dentro de lo irreal del discurso.
En la cinta, Deren aparece como la protagonista de una red de eventos que juegan con los límites entre el sueño y la realidad. A través del llamado montaje experimental, Deren invierte la lógica temporal establecida por el cine de Hollywood. Su personaje se dobla, triplica y, finalmente, cuadruplica, rompiendo por completo cualquier sensación coherente de identidad individual. Objetos simbólicos como una llave o un cuchillo y acciones tales como caminar o mirar por una ventana, se repiten y se interrumpen continuamente durante la cinta. Filmada en las soleadas colinas de Los Angeles, la película es, sin embargo, un oscuro escenario rellenado con aires de paranoia, sospecha y muerte al acecho. La aparición de una misteriosa figura envuelta en una capa negra y con rostro de espejo, amplifica seriamente la atmósfera de cinema noir.
Originalmente Meshes of the Afternoon fue realizada como película sin sonido. La inquietante y turbadora banda sonora fue posteriormente añadida en 1959 por el tercer marido de Maya Deren, Teiji Ito. Los primeros intentos del Surrealismo en los 20 habían tenido éxito por azarosos y fascinantes creando la pedante idea de que ese cine “incomprensible” era en realidad la expresión artística máxima del individuo. Para la época en la que Meshes of the Afternoon vio la luz en 1943, el público, ya más educado en el arte audiovisual, empezaba a cansarse de esa ristra de los que se llamaban a sí mismos surrealistas y hacían cualquier garabato dejando al público sintiéndose poco inteligente. Deren y Hammid acaban con eso para proponer un verdadero arte humanizado y personal completamente comunicativo e incluso narrativo, sin renunciar ni un milímetro a la verdad de los sueños ni a la vanguardia. Y es que –ya lo decía Segismundo– lo onírico nos incumbe a todos: “si el mayor bien es pequeño, que toda la vida es sueño y los sueños… sueños son”.


The Surreal Film House
Hasta el 22 de julio
Barbican, Silk Street
London EC2Y 8DS.

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